Ernestine Anderson, fue una cantante sin suerte. Nacida en 1928, estuvo largo tiempo sin que nadie la contratara y permaneció olvidada en los círculos musicales de los Estados Unidos. En un determinado momento de crisis económica y sin que nadie se acordara de ella para cantar, llegó a trabajar de criada. Pero en 1976 todo cambió. El sello Concord, relanzó su carrera y le suministró selectos acompañantes - la mayoría de las veces, el trío del contrabajista, Ray Brown- que le permitieron recuperar con creces el tiempo perdido.
Dio sus primeros pasos musicales con Russell Jacquet (1943), y posteriormente con Johnny Ottis (1947-1949), antes de trabajar para Lionel Hampton entre 1952 y 1953. Su primer álbum lo grabó en 1956 para el sello Metronome, tras una gira con el trompetista, Rolf Erickson. Fichó para el sello Mercury y allí estuvo cuatro años, entre 1958 y 1962. Aquellos años fueron los mas brillantes de su carrera, y a ello contribuyó de manera decisiva los arreglos de Pete Rugolo y su orquesta. El declive de su carrera comenzó en los años setenta cuando se instalo casi definitivamente en Londres donde pasó unos años en paro hasta el ya comentado resurgir de 1976 con el sello Concord. Allí grabo once álbumes desde 1976 hasta 1990, siendo muy bien valorado el que grabó en directo en el festival Concord de jazz en 1990.
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