La neoyorquina, Gloria Lynne aprendió de niña a querer la música dado que su madre era cantante de gospel y ella misma, en su adolescencia, formaba parte de la Zion Church, una comunidad que velaba por la conservación de las raíces afroamericanas en la música sacra. En 1951 ganó el famoso concurso para jóvenes cantantes en el Apolo Theatre de Harlem, el mismo escenario que dos décadas atrás, lo habían ganado las tres grandes cantantes de jazz: Ella Fitzgerald, Billie Holiday y Sarah Vaughan.
Su primer trabajo profesional fue precisamente cuando trabajó en varios shows musicales de prestigio con Ella Fitzgerald. Su fama de buena cantante le facilitó firmar un contrato con el sello "Everest Records" donde grabó entre 1958 y 1963, nueve álbumes. Su poderosa voz de contralto, muy nasalizada y vibrada, se encuentra magníficamente representada en el álbum: "Miss Gloria Lynne" grabado en 1958 para el sello Evidence en lo que fue su primer registro a su nombre. En Ése disco de debut, la acompaña un gran septeto en el que figuraban: el trompetista, Harry Edison, el vibrafonista, Eddie Costa; el guitarrista, Kenny Burrel; el organista, Wild Bill Davis y el baterista, Jo Jones.
Entre sus mejores registros, está el álbum grabado en 1960: Go! Go! Go! para el sello donde grabó el grueso de su carrera: Everest. Gloria Lynne siempre citaba entre sus cantantes favoritas a Mahalia Jackson, la reina del gospel y a Marian Anderson otra cantante de spirituales muy famosa. Conforme se acercaban los ultimos años del siglo XX, su actividad musical decayó notablemente y solo se le conoce una efímera reaparición en 1992 para firmar con el sello Muse un extraordinario disco: "No Detour Ahead", en el que todavía tenia las facultades para el canto intactas, y posteriormente otro álbum en 1998 con el sello High Note que por el contrario puso un triste colofón a su carrera.
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